Ayer te hablé de Gabri, un compañero de mi señor esposo el cual estuvo en nuestro Podcast el otro día.
Te digo ayer pero yo estoy escribiendo este correo justo después de escribir el otro. Paradoja temporal. O ahorro temporal. Como más te guste a ti.
Gabri fue el primero invitado que tuvimos el placer y la oportunidad de entrevistar en nuestro podcast. Por mi parte le estoy agradecida de todo corazón, porque él sabe que no nos va a ver nadie y aún así ha decidido venir, darnos la oportunidad de charlas con él y escuchar todo lo que nos tiene que contar.
Al principio nos contó un poco a qué de dedica, qué hace con su agencia, los diferentes servicios que ofrece y cuál ha sido su progreso. En esta parte todo estupendo y maravilloso, Gabri es una puta máquina.
Una puta máquina porque el tío lleva más de 10 años emprendiendo y ya sabe lo que hace. No le ha ido bien de la noche a la mañana ni ha tenido un aumento progresivo en su facturación porque sabe y ya está.
Sabe porque lleva años, 10 no son pocos. Hace 10 años yo tenía 14.
El tío empezó con sus cosillas de ecommerce, un gimnasio con unos socios (el cual sigue funcionando) y varios intentos de emprendimiento más. Y comenzó con 18 años toqueteando sus primeras ideas.
No le fue del todo mal, ya te digo que el gimnasio sigue en pie, aunque él ya no está tan implicado, como es lógico. Pero se metió donde no tenía que haberlo hecho.
El “fracaso” de Gabri no fue que se quedara sin pasta en su negocio, fue que se metió en las drogas. No sé hasta qué nivel ni creo que sea relevante que nadie más a parte de él lo sepa. Pero tomó una de las peores decisiones que puede tomar una persona.
Como él nos contó, tuvo mucho apoyo de su familia, los amigos cercanos, que le ayudaban a salir de esa situación. Contaba con soporte, que es importante para salir de esa mierda, claro que sí. Pero lo más importante era él y que por su propia decisión quisiera salir de esa jodida mierda.
Pues lo hizo. Él, su voluntad y luego él otra vez. Salió de ahí porque él tomó la decisión de dejar ese mundo y salvarse la vida.
Tal y como nos dijo Gabri, el apoyo de tu familia es importante, pero no puede ser otra persona más que tú que seas el que de el paso para salvarte.
Esa fue la experiencia que le hizo a Gabri ser bueno dónde es y que tenga más constancia, fuerza de voluntad y dedicación a su negocio y empresa. Porque no, no todo es suerte. El tío está donde está porque ha vivido lo suficiente para saber qué tiene que hacer para mantenerse a flote y seguir mejorando.
Esto es solo una parte de la historia de este pedazo de bicharraco. Lo demás lo podéis escuchar en nuestro Podcast “El 50% Podcast”.
No hay que arruinarse para fracasar, tampoco te tienes que perder a ti mismo. Y casi que tampoco tienes que fracasar, pero como pretendas llegar al éxito sin experimentar el dolor, vas apañado. Así no se llega.
Porque las experiencias malas o te matan, o te hacen seguir creciendo. Y si no te han matado ya, solo significa que tu camino es el segundo.
Un besito.